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Interview: Hablamos con Joselu López sobre llevar la zarzuela a los escenarios de Suiza y Austria

El tenor participará en Basilea con EL BARBERILLO DE LAVAPIÉS y en Viena con BENAMOR

By: Sep. 22, 2025
Interview: Hablamos con Joselu López sobre llevar la zarzuela a los escenarios de Suiza y Austria  Image

Joselu López se ha consolidado como una de las voces que mejor representan la vigencia de la zarzuela en el siglo XXI. Formado en la ESAD de Murcia y con una amplia trayectoria en el Teatro de la Zarzuela, ha participado en producciones emblemáticas como LA REVOLTOSA, LA DEL MANOJO DE ROSAS o AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE, además de destacar en el teatro musical con títulos como BILLY ELLIOT o EL TIEMPO ENTRE COSTURAS. Su carrera también ha cruzado fronteras, con el reconocimiento internacional obtenido en Washington D.C. gracias a THE TROUBLEMAKER, premiada en los Helen Hayes Awards.

Ahora afronta un nuevo reto llevando la zarzuela a escenarios internacionales como Basilea y Viena de la mano del director Christof Loy.

BroadwayWorld Spain ha hablado con Joselu López sobre su trayectoria, los desafíos de sus próximos estrenos y el futuro de la zarzuela dentro y fuera de nuestras fronteras.

BroadwayWorld Spain: Vas a participar en Basilea con EL BARBERILLO DE LAVAPIÉS y en Viena con BENAMOR. ¿Qué significa para ti llevar la zarzuela a escenarios internacionales como Suiza y Austria?

Joselu López: Para mí es un honor enorme ir de la mano con la zarzuela fuera de España y representarla en países con una tradición musical tan fuerte como Suiza y Austria. Siento que es una oportunidad de poner en diálogo nuestro patrimonio con otras culturas, y me ilusiona que descubran nuestro género, donde la palabra y la acción son tan importantes como la música. En cierto modo me siento embajador de la zarzuela, y también un firme defensor de los actores cantantes —en mi caso, de esa tradición de los tenores cómicos— que creo que sigue siendo fundamental para mantener viva la esencia de estas obras. La figura del tenor cómico exige una gran entrega actoral. Representa muy bien el espíritu de la zarzuela: ese equilibrio entre lo lírico y lo popular, entre lo virtuoso y lo cotidiano. Reivindicar esta figura es, para mí, una manera de recordar que la zarzuela no es solo canto, sino también teatro en estado puro.

Es todo un reto trabajar en esta primera producción de zarzuela del reconocido director escénico Christof Loy, que se ha enamorado profundamente del género y ha decidido dignificarlo y compartirlo con el mundo. Es una gozada poder estar rodeado de un elenco tan extraordinario. En la producción contamos con el Coro del Theater Basel, formado por 38 profesionales de 11 nacionalidades diferentes, con un ensamble excelente de bailarines españoles e italianos a las ordenes del reconocido coreógrafo Javier Pérez y con la orquesta sinfónica del teatro dirigida con maestría por José Miguel Pérez-Sierra. Todo esto convierte el proyecto en una experiencia única. Es absolutamente maravilloso ver cómo un director de esta talla ha elegido la zarzuela para situarla en el lugar que merece y creo que es un gesto muy significativo para la proyección internacional de nuestro género.

BWW: En EL BARBERILLO DE LAVAPIÉS interpretas a Don Pedro de Monforte, y en BENAMOR a Babilón. ¿Qué desafíos y matices encuentras en dar vida a estos dos personajes tan distintos?

JL: La verdad es que para mí el gran desafío con estos dos personajes es no quedarme en la superficie ni en la caricatura, sino encontrarles la humanidad que los hace tan reconocibles y, en el fondo, tan divertidos. Don Pedro es un capitán de la guardia, un hombre de alta sociedad que podría parecer solo altivo, pero lo interesante es mostrar la fragilidad que hay detrás. Y Babilón, en Benamor, aunque es grotesco, también tiene esa necesidad de ser alguien, de prosperar.

Cuando uno parte de esa pulsión interna, lo cómico aparece de manera orgánica, porque el espectador reconoce lo absurdo de sus intentos. Al final, aunque son personajes muy distintos, creo que están unidos por la comicidad y porque cumplen una función muy importante dentro de la zarzuela: después de escenas más dramáticas o intensas, ellos aportan un aire ligero, un respiro necesario. Mi reto principal es ir al máximo con el objetivo de cada uno y comprometerme con su verdad, dentro de la grandeza vocal y gestual que exige este género, y es justamente en ese compromiso donde aparecen los excesos, los tropiezos y el humor que pide la obra, sin necesidad de quedarme en la simple máscara.

Y, en general, añadiría también que el gran reto al que creo que todos nos enfrentamos es la proyección de la voz, ya que no existe ningún tipo de microfonía. Se trata de uno de los grandes desafíos a la hora de afrontar un personaje en cualquier zarzuela.

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Joselu López

BWW: Has comentado que la zarzuela “habla de nosotros, de nuestras raíces y de nuestro carácter como pueblo”. ¿Qué crees que descubre un público extranjero cuando se encuentra por primera vez con este género?

JL: Creo que lo primero que descubren es la mezcla de ese equilibrio entre música, pasión, palabra y humor. Para un público extranjero resulta sorprendente que se canten situaciones tan cotidianas o tan propias de nuestra identidad cultural. La zarzuela muestra un retrato vivo de cómo somos, con nuestras contradicciones, y al mismo tiempo emociona con su música. Es una ventana a lo español no desde lo tópico, sino desde lo auténtico.

Por ejemplo, ahora mismo estamos ensayando EL BARBERILLO DE LAVAPIÉS, y me impresiona lo vigente que resulta. Se habla de polarización, intrigas y tensiones entre clases, pero también de cómo la unión y la comunidad salvan al pueblo. Esa idea de que, pese a las diferencias, siempre hay algo que une, conecta directamente con nuestro presente. Es emocionante ver cómo en el siglo XIX ya se retrataban divisiones sociales y políticas que seguimos reconociendo hoy. Siempre he trabajado con piezas de repertorio, que son verdaderas joyas. Pero también me gustaría, en algún momento, abordar una pieza contemporánea que no intente imitar ese modelo del pasado, sino que parta del presente y de nuestra forma de mirar el mundo hoy. Para mí, la pregunta clave es: ¿tiene cabida una nueva realidad en la zarzuela? Yo pienso que sí. Es un género lo suficientemente rico y flexible como para dialogar con nuestro presente. Hará falta valentía para asumir riesgos y voluntad de seguir abriendo ese camino.

BWW: En varias ocasiones has defendido que la zarzuela necesita intérpretes que además de cantar bien, actúen y comuniquen. ¿Cómo trabajas tú ese equilibrio entre canto e interpretación?

JL: Yo no me considero ejemplo de nada. Es cierto que, en esta posición actual de tenor cómico, la interpretación guía cada uno de mis pasos. En ese pulso entre canto, danza e interpretación, siempre que se me permite me dejo llevar por la interpretación: la intención, las palabras, el objetivo hacia el que se dirige lo que hago. Soy consciente de que para otros perfiles solistas ese margen no es tan amplio, pero en mi caso me acerca al tipo de artistas e interpretaciones que me motivan y admiro. 

Se me define a menudo como un gamberro de la escena en el proceso de ensayos. Intento encontrar el equilibrio entre el código en el que se trabaja, la proyección de voz que se debe mantener y la libertad de estar probando hasta el último momento, sin caer en estructuras inamovibles. Para mí, referentes que han trabajado en el ámbito de la zarzuela, como los actores y actrices cantantes de la familia Castejón, Luis Varela o Ángel Ruiz, han sido fundamentales para entender cómo afrontar este género. Intento aportar, jugar todo lo posible, pero siempre desde el respeto y la disciplina que me enseñaron hacia esta profesión.

Creo que hoy, con intérpretes tan preparados, el público no quiere ver a alguien que solo cante con virtuosismo como en un concierto y después “interprete como pueda en escena”. Estoy convencido que con una buena dirección se puede encontrar una suma de factores que lleguen al espectador en forma de emoción.

Tampoco creo conveniente dar por hecho que cualquier cantante deba abordar papeles concebidos para intérpretes con habilidades muy específicas en comunicación con el público, canto y danza. En escena la verdad siempre se impone, y si no es tu ámbito artístico, puede evidenciarse pese al esfuerzo y la buena voluntad. Me considero afortunado por las oportunidades que he tenido. En un panorama con talentos tan completos, versátiles y rigurosos, la suma de todos estos lenguajes es, precisamente, lo que permite que el género siga creciendo.

BWW: Además de tu faceta en la zarzuela, participas en proyectos como ATRAPADAS EN LA OFI o REBELIÓN EN LA RED. ¿Qué te aporta el contacto con formatos más contemporáneos y públicos jóvenes?

JL: La verdad es que es una pasada pensar que a principios de año estaba interpretando a Quique en ATRAPADAS EN LA OFI, cantando rock en un registro completamente distinto al que utilizo en la zarzuela, o defendiendo las composiciones de Alberto Granados en Rebelión en la red, con un lenguaje muy cercano al teatro contemporáneo y a un público joven. Y, pocos meses después, encontrarme en Basilea dando vida a Don Pedro de Monforte. Ese contraste entre una sala alternativa y un teatro de ópera internacional es muy estimulante, porque me obliga a adaptarme de manera constante y a no dar nada por sentado.

Cada contexto exige un código distinto. No puedo interpretar de la misma manera en la Sala Lola Membrives que en un teatro de ópera de 1500 butacas. Tampoco me puedo relacionar igual con un público juvenil, que busca inmediatez y cercanía, que con un espectador de tradición lírica en Basilea, que espera un tipo de comunicación más estilizada y simbólica. En un montaje inmersivo como Atrapadas en la of, con su formato 360 grados, la cercanía con la gente hacía que cada gesto tuviera un efecto inmediato; en cambio, en un teatro de gran formato, la intención tiene que viajar mucho más lejos, sostenerse en una interpretación proyectada capaz de llenar todo el espacio. Al final, se trata de ser capaz de adaptarse a cada espacio y a cada público, sin perder lo que uno tiene para aportar como intérprete. Esa flexibilidad es la que me da libertad para moverme entre mundos tan distintos.

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Joselu López y el equipo de EL BARBERILLO DE LAVAPIÉS​​

BWW: También estás desarrollando tu proyecto musical personal con tu alter ego Elu López y el trabajo en Alumbra. ¿Cómo conviven en ti el intérprete de zarzuela y el creador de música folk-pop?

JL: En realidad, uno viene de la mano del otro. Mi experiencia como tenor cómico me conectó con algo muy profundo: mis propias raíces manchegas. En el Teatro de la Zarzuela descubrí que, además de ser patrimonio artístico, este género habla de nosotros como pueblo. Y esa reflexión me llevó a preguntarme: ¿cómo influye el folclore en nuestras vidas? ¿Qué hay dentro de nosotros que ni siquiera sabemos que forma parte de ella?

En ese camino fue clave también el Proyecto Zarza, que me permitió conectar y entender que existen muchas maneras de abordar este género. Descubrí que había una necesidad de revisar ciertos aspectos, que todo está en constante movimiento y que, incluso en algo que muchos consideran inamovible, existe la posibilidad de laboratorio. Lo viví como algo muy positivo, porque me abrió la puerta a preguntarme por qué yo no podía también experimentar con mi propia herencia cultural, con aquello que me constituye.

El punto culminante llegó cuando tuve la oportunidad de protagonizar la versión actualizada de LA REVOLTOSA (Troublemaker) en el Teatro Gala de Washington D.C., dirigida por José Luis Arellano. Allí comprendí cómo lo local puede convertirse en un lenguaje universal. El público americano se emocionaba con la interpretación en las escenas, con la pasión tan nuestra que transmitíamos y con la fuerza única de la música, sin necesidad de comprender por completo la esencia de cada palabra.

De ahí nace Elu López: de la necesidad de explorar mis raíces desde un lugar íntimo, no académico. Al poner en marcha el proyecto, me di cuenta de que podía aportar más desde mi experiencia como intérprete que centrándome únicamente en la creación musical o en los ritmos. Eso nos fue acercando poco a poco al EP que pronto presentaremos. El cual recoge cuatro canciones, cada una dedicada a uno de mis abuelos, como una invocación y un diálogo con su legado. 

El próximo 2 de octubre se inaugura una exposición colectiva en el Museo Provincial de Albacete, en la que estarán expuestas las cuatro canciones del EP Volver al Origen, cada una acompañada por su videoclip. Me hace especial ilusión porque será la primera vez que pueda compartir con el público algo que llevamos tanto tiempo preparando: no solo la música, sino también la identidad de este alter ego. 

Ha sido un proceso de laboratorio donde la intuición y el atrevimiento han servido como motor, hemos construido un espacio de prueba y libertad, en el que me he permitido crear acompañado por la producción musical de Alba Morena y un trabajo de identidad visual con Juan Carlos Toledo. También han sido imprescindibles Teresa Ases y Carlos Cifaura como directores del proyecto: me han acompañado con un trabajo artístico y de soporte extraordinario, guiándome y, sobre todo, dándome libertad para crear desde la esencia.

En un mundo que a menudo nos empuja a la desconexión de nuestro ser, estas canciones son mi forma de tender puentes, de celebrar la memoria y de recordar que también desde lo pequeño, lo íntimo y lo vulnerable se puede construir comunidad.
 

BWW: Empezaste en la Escuela Municipal de Teatro, Música y Danza de Hellín con apenas 13 años. Mirando atrás, ¿qué queda de aquel adolescente en el artista polifacético que eres hoy? 

JL: De aquel adolescente quedan muchas cosas: los amigos que me impulsaron a mi mejor versión, la experiencia de haber crecido en un pueblo y en el seno de mi familia, en la que me enseñaron a valorar las raíces, la cercanía y la importancia de lo colectivo. Conservo la curiosidad, las ganas de descubrir otros mundos y de ponerme en la piel del otro, de reír y de compartir lo que aprendo. El arte sigue siendo para mí un lugar donde transformar la vida en algo más habitable para todos. Lo que ha cambiado es que, después de transitar tantas vidas artísticas, hoy siento la necesidad de volver a mí y dar valor a lo esencial que quizá tantas veces pasé por alto.

BWW: Tras tu regreso de Suiza y Austria, ¿qué producción de la cartelera madrileña esperas ver con más ganas y por qué?

JL: Me encantaría ver la versión XL de ATRAPADAS EN LA OFI en el escenario grande del Teatro Lara. Me hace muchísima ilusión ver crecer este proyecto que nació con tanto amor y que, temporada tras temporada, sigue conquistando al público. Tuve la suerte de estar en las primeras temporadas interpretando al carismático “chico de los recados” y presenciar cómo iba tomando forma un espectáculo que ensayamos con un cariño enorme, y que para mí supuso un proceso de reconciliación con el teatro desde un lugar muy profundo y humano. Atrapadas en la of es un espectáculo vivo, que no ha dejado de crecer, y que estoy seguro que tendrá un largo recorrido. 

Aparte, estoy deseando ver el trabajo de muchos amigos y compañeros que estrenan esta temporada, que viene cargada de propuestas de teatro musical. Creo que es un momento muy interesante para el sector y me ilusiona poder acompañar y disfrutar del talento de todos ellos sobre los escenarios. Ojalá más pronto que tarde se pueda actualizar el convenio de los trabajadores del sector y dignificar, como merece, la labor de todos los profesionales que hacen posible el teatro musical en nuestro país.


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