Recuerdo que cuando se estrenó Anna Frank el musical, mucha gente consideró el tema demasiado escabroso como para convertirlo en algo tan frívolo como una obra musical. Obviamente esas personas no se habían parado a reflexionar que además de ser un homenaje maravilloso podría servir para mantener vivo el testimonio de un sufrimiento a través de algo tan intenso y emocionante como la música.
Algunos de los musicales más famosos, desde los años setenta -ya en eso indefinido que llamamos posmodernidad-, no son precisamente comedias ligeritas, sino tragedias épicas en las que el protagonista suele acabar bajo tierra. Ahí están los ejemplos de Sondheim con Sweeney Todd o de Lloyd Webber con Jesucristo Superstar, El fantasma de la ópera y Evita, incluso más recientemente podemos encontrar a Stephen Schwartz con Wicked, en la que se da la vuelta a uno de los clásicos de la literatura y el cine, o la fabulosa vida de Marilyn Monroe en Bombshell que todos sabemos cómo termina... Disculpa, creo que éste, aunque muchos lo deseábamos nunca se llevó a la escena. La denominación 'comedia musical', por tanto, queda obsoleta en estos casos que, aunque contienen números cómicos, son auténticos dramones.
A veces, en vez de estar pensando en cosas de provecho me dedico a pensar, seguramente como tú, en qué obras de teatro, películas o novelas llevaría al musical y la verdad es que no me pongo límites, porque si hasta el Señor de los anillos se ha llevado al teatro musical profesional, por qué no podrían llevarse Blade Runner o Armaggedon -¿Te imaginas a Eva María Cortés cantándole a un meteorito? "Por tu curpa curpita tengo destrozaíito este mundooooo". Pero si se trata de seleccionar títulos del género de ciencia ficción, las películas de Steven Spielberg son perfectas. ¡E.T. necesita ponerse a cantar! Aunque sé que no soy el primero al que se le ha ocurrido pero su historia da juego para crear un montón de canciones. ¿Y quién sería idóneo para interpretar al pequeño extraterrestre...? Mmm... Mejor dejar esa labor a un director de casting no vayamos a herir sensibilidades.
Los Goonies es otra historia que también conjuga la facilidad para la canción y el puntito nostálgico que consigue atraer al público, al igual que La historia interminable que con la cantidad de personajes que Atreyu se encuentra en su camino tendría temas de presentación para aburrir y si se le encarga la música de nuevo a Christopher Hamill más conocido como Limahl -autor del tema principal de la película-, seguramente su carrera habría servido para algo.
Particularmente hay una novela que leí hace un tiempo y que me pareció idónea para llevar al teatro musical en forma de tragedia grandilocuente. Se trata de El corredor de fondo de Patricia Nell Warren, la historia de tres atletas homosexuales que son expulsados de su universidad "por motivos disciplinarios" y se trasladan a Prescott donde encuentran la comprensión de un nuevo entrenador atormentado por su propia homosexualidad. Tranquilo, no se trata de una novela pronográfica, sino del relato de la pasión por el deporte y el encuentro entre un amor primerizo y un corazón lleno de cicatrices ¡Puro folletín cargado de lirismo y fácil de trasladar a escenarios y partituras! ¡Canela fina! Pero creo que va siendo hora de dejar la fantasía un rato y centrarse en escribir algo decente. Que por suerte soñar es gratis, y tengo entendido que se le puede sacar algo de rentabilidad. ¿Y tú? ¿Con qué musical sueñas?
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