Review: EL PUESTO at Teatro Patria

By: Sep. 28, 2018
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Review: EL PUESTO at Teatro Patria ¡Como es de rico ir a una buena obra de teatro! Ver buen teatro te hace feliz, te hace olvidar de las obligaciones que te esperan en casa, te hace reír y llorar al mismo tiempo, pero más que todo, te hace adentrarte a un mundo que por unos minutos parece tu propia vida. Esto pasa al ver El Puesto donde dos opuestos se ayudan mutuamente a encontrar la felicidad en los momentos de cambio.

Es una historia que presenta situaciones muy reales y así, como audiencia, es fácil identificarse con los personajes. Los actores hacen un excelente trabajo en no perder la realidad sentimental de los personajes, transmitiéndonos así todos las emociones encontradas que los persiguen.

La historia presenta a Benjamín Molina (César Mora), un enamorado de su trabajo que no quiere jubilarse; y a su reemplazo, Manolo Valencia (Edwin Maya), que es un workaholic que pone su trabajo primero que todas las cosas, y entre ellas, el amor. Entre conversaciones y clases de tango, los personajes van aprendiendo lecciones interesantes de las cosas que en verdad importan, y ven que, en la vida, hay mucho más para hacer aparte de solo trabajar. Entre risas y llanto enternecido, el publico ve reflejada su propia realidad o la vida de un ser querido, y así se conecta en un mayor nivel a cada palabra del maravilloso texto escrito por César Betancur.

Tuvimos la oportunidad de entrevistar a Edwin Maya, el actor que le da vida al colorido y emprendedor Manolo Valencia. En esta entrevista, Edwin nos cuenta un poco más sobre la obra y su significado.

¿Como ha sido tu recorrido artístico?

Yo arranqué estudiando en la Casa del Teatro de la Nacional hace casi trece años. Hice talleres para jóvenes. Luego me metí a la Escuela de Arte Dramático de la Casa del Teatro que duró tres años y, durante ese tiempo, también tomé talleres con el Festival Iberoamericano de Teatro. Luego empecé a trabajar con el Teatro Nacional con obras infantiles, en donde trabajé como asistente de dirección. Más adelante tuve la oportunidad de hacer esa misma obra, que era Peter Pan, pero esta vez como director. Y después de eso empecé a trabajar con Exilia2 Teatro. Con ellos hicimos Voz que fue para un Festival Iberoamericano de Bogotá, y allí la estrenamos. Luego hicimos El Avaro que también la tuvimos en el Teatro Nacional y luego también en el Festival Iberoamericano. El año pasado hicimos La Noche Árabe, y ya este año -no con Exilia2, pero si con el mismo director, Victor Quesada, hicimos El Puesto. Ese es mi recorrido en términos de teatro. En televisión siempre he estado ahí, en una cosa y en la otra. Algunas series memorables para mi son Las Hermanitas Calle, El Bloque de Búsqueda y Las Muñecas de la Mafia 2, que la acabamos de hacer. Y una de mis fuentes de empleo -que lo menciono entre lo artístico porque en verdad es una gran sorpresa para mi las herramientas que he encontrado allí- es que soy la imagen de Claro en Colombia desde ya hace dos años larguitos. En este momento estoy terminando una Licenciatura en Pedagogía Teatral con la Universidad de Antioquia aquí en Bogotá, a través de la Academia de Artes Guerrero; así que pronto seré un Licenciado en Artes Escénicas.

Durante tu carrera, ¿que personaje te ha impactado más?

El personaje que acabo de hacer con Las Muñecas de la Mafia 2, se llama Ciro, y es un personaje bastante oscuro, bastante terrible, con una humanidad absolutamente perdida. Me impactó porque es ficción, y al fin y al cabo esto es un juego; pero en algún punto, leyendo las atrocidades que hacía el tipo y la forma en la que las hacía, se mezcla una cosa que hicieron los creadores de la serie y es que, son hechos atroces, pero la forma en que se ejecutan y el disfrute que tiene ese personaje al hacerlo para mí fue muy impresionante. Es muy interesante porque son sucesos que uno conoce y en teoría no lo impactan tan fuerte. Uno ha visto situaciones semejantes en cine, pero tener que hacerla, me confrontaba; luego hacia rápidamente ejercicios para recordar que lo que estaba haciendo era ficción. Estamos en un juego al final, pero fue muy impactante en ciertos momentos la maldad de este tipo en la serie.

¿Como llegaste a El Puesto?

Pucheros, César Betancur, que es el escritor de El Puesto, fue la misma persona que escribió Las Hermanitas Calle hace como 5 años; allí nos conocimos. Y conocí a Victor, el director, cuando empezamos a trabajar junto con Exilia2 Teatro, y desde eso nos hemos cruzado en muchas cosas y aparte, somos muy buenos amigos. Entonces, al estar en contacto desde lo artístico, Pucheros algún dia me dijo "voy a escribir una obra en la que tu vas a estar" y mira, eso fue el año pasado, y de pronto me llegó el texto. Incluso hay una parte de la obra en la que estaba el nombre de César Mora y el mio porque Pucheros la escribió pensando que fuéramos César y yo.

¿Qué sentiste al saber que Manolo, tu personaje, fue escrito para ti?

Sentí muchísima gratitud y también una responsabilidad muy grande, porque por un lado está lo simpático y lo grato de saber que algo lo están haciendo pensando en que tú eres el artista indicado para llevar a cabo ese personaje. Por otro lado, precisamente por eso, hay una responsabilidad muy grande porque están creyendo - a mi modo de ver, de doble forma en ti y en tu trabajo; lo cuál no me preocupa porque ha sido una cosa que me he ganado a pulso, pero si me genera una tensión interesante y unas ansias de lograr que estas personas que creen en mi trabajo y confían en mi, queden, no solo satisfechas, sino realmente felices con lo que pase con el personaje dentro de la obra.

Cuéntanos sobre tu personaje...

Bueno, Manolo Valencia es un tipo de un estrato alto, favorecido en términos económicos, y esto le ha servido para educarse muchísimo. A sus 24 años tiene un doctorado. Es un tipo absolutamente pilo y emprendedor; un contador sobresaliente. Pero resulta que, por su afán de formarse y de trabajar, es una persona que se ha preocupado sólo por eso. Ha descuidado su relación sentimental, pero él no se ha dado cuenta. Está entrando en una parte de su vida que, a raíz de las cosas que le suceden, le va a tocar entender que no todo puede ser trabajo y debe buscar soluciones para su adicción al trabajo. El es un workaholic y ese es básicamente Manolo; aunque también tiene un lado muy sensible, que es lo que tiene que mejorar; porque es un personaje muy lindo al final, muy bonito. Y el tiene su lado más amable, es una persona muy sola, que es socialmente torpe. Aunque tiene unos sentimientos muy bonitos, los tiene un poco en desuso, porque se ha dedicado a estudiar y a producir, y deja sus sentimientos guardados.

¿Como ha sido trabajar al lado de César Mora?

Ha sido increíble porque, aparte de que es un actor absolutamente maravilloso, es un ser humano también tan maravilloso, como lo es como artista, y pues, el aprendizaje ha sido incalculable para mi en todo sentido. Ha sido un regalo increíble de la vida.

¿Cómo ha sido la respuesta del público frente a este proyecto?

¡Maravillosa! La gente ha tenido una recepción muy interesante y la retroalimentación ha sido bastante positiva. Y también para nosotros, digamos que me pondría en los zapatos del espectador -porque las obras uno las termina de conocer cuando conviven con el público. Y ahí hay un descubrimiento que ha sido una lluvia de hallazgos, tanto para nosotros como para el público. Ha sido muy enriquecedor. Intentamos verla como artistas que, obviamente, se nutren de alguna forma como público así estén dentro de la obra. Entonces desde esas dos ópticas hemos tenido muchísimas sorpresas grandiosas y muy gratas.

¿Cuál fue el reto más grande de éste proyecto?

Digamos que la tarea más grande en principio fue encontrar un personaje tan colorido, tan característico; pero, a su vez, no descuidar las tareas dramáticas del personaje u olvidar ese camino emocional por el que pasa el personaje a través de la obra. Porque puede pasar que uno se engolosine con la caracterización que, en éste caso, es tan simpática y divertida para jugar uno como actor. En eso, mi gran cómplice fue Victor, porque siempre de la mano de él medimos cada cosa. Y le apostamos a lo que hicimos al final, que no voy a decir que esta en la medida perfecta, pero si en la medida que nosotros creemos que ese persona y esa obra, debe estar.

¿Porque la gente debe ver la obra?

La gente debería venir a ver El Puesto porque es una obra que nos invita a reflexionar. Es una obra para toda la familia, que tiene que ver de alguna manera con todos lo miembros de la familia. También porque es una obra que al tiempo que divierte y regalarte un espacio ameno para compartir, también regala un transito por diversas situaciones muy sentidas y muy bonitas que, sumadas a la experiencia reflexiva que tiene la obra, generan un muy buen viaje para los espectadores y claramente para los que estamos tras de ella.

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Éste es el último fin de semana para ver El Puesto en el Teatro Patria. Las boletas se puede adquirir a través de Primera Fila, o directamente con el teatro. ¡No te la vayas a perder!



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