Hª del cine musical: 'El violinista en el tejado'

By: Mar. 19, 2012
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En los 70 baja la producción de cine musical lo que no excluye el nacimiento de películas de este género dignas de la historia cinéfila. En 1971, bajo la dirección de Norman Jewison llega a las pantallas El violinista en el tejado, adaptación de la obra teatral estrenada en 1964. Narra la vida de Tevye (Topol), un lechero judío, padre de cinco hijas que con duro trabajo mantiene a su familia en la Rusia zarista de principios de siglo.

Siguiendo la estructura clásica del musical, Tevye toma voz en el prólogo introduciéndonos en la humilde aldea de Anatevka. Tras este primer contacto, una vez conocidos ya la atmósfera y el tono de la película, entran en juego los cantos corales donde los habitantes se unen en comunidad bajo un mismo canto.

"Sin nuestras tradiciones viviríamos tan inestables como un violinista en el tejado", afirma nada más comenzar Tevye. Él que siempre parafrasea el libro sagrado, como lema de su día a día, ha de aprender a salirse de los límites impuestos en una sociedad opresora. Es la narración de una historia donde la lucha por el cambio se enfrenta a la constante tradición. Y es que ya no hace falta una casamentera para conciliar matrimonio entre las jóvenes del pueblo, sino que son ellas las que se encargar de buscar su propio porvenir.

La juventud se impone a una vida estancada. Sin embargo, los habitantes de la aldea no conciben idea alguna que suponga transgredir cualquier tradición y aceptan las imposiciones que humillan sus humildes vidas. Los mayores de la aldea agachan la cabeza ante el poder zarista en la espera de un mesías. Pero finalmente ante la plena desesperación de quien se ve obligado a abandonar su tierra ponen en duda los cimientos de su vida. Motel, esposo de la mayor de las hijas de Tevye, se dirige al Rabino y pregunta: "Hemos esperado al Mesías toda la vida, ¿no es hora de que venga?"

Tevye, junto con su mujer y su familia, son víctimas de la diáspora judía en la Rusia zarista. Abandonan su hogar y marchan hacia Nueva York.  Se deja un final abierto, la historia de la lucha continúa, el marxismo y el descontento hacia el Zar desembocarían en la revolución rusa.

Las ceremonias y festejos, donde entran en escena prácticamente todos los personajes de la aldea, ocupan los espacios musicales más emblemáticos aunque a veces pequen de larga duración. Pero si hay un número que es recordado de El violinista en el tejado es el de la popular canción "Si yo fuera rico", una súplica al Señor. Junto con esta, "Casamentera" y "Amanecer, atardecer" han pasado a la banda sonora del cine musical. Categorizada de obra maestra fue nominada a 8 Oscar en 1971, incluidas las categorías de Mejor Película y Mejor Director.

Nos hallamos ante una obra que además supuso innovaciones formales como el congelado de imágenes o la ruptura de la relación espacio- temporal. Esta ruptura se hace notar, por ejemplo, en la escena en la que su segunda hija y su prometido piden la bendición de Tevye para casarse. La situación transcurre en un puente en medio del campo. En su enfado el padre pasa de estar al lado de los jóvenes a situarse al final del puente, a una larga distancia de ellos. En esa lejanía se acerca a la figura de Dios y recapacita sobre el posible matrimonio. A través de planos picados, la persona de Tevye empequeñece y termina aceptando. Inmediatamente después ya está junto con los jóvenes dándoles su bendición y permiso.

Es una historia de amor y aceptación de la vida con un contenido explícitamente político que apela al espectador directamente: las reflexiones críticas de Tevye con mirada desafiante al cielo y las rebeliones de las nuevas generaciones refuerzan el ansia por un pueblo activo que pelea por su evolución.



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